Tomate
Había una
vez una plantación en un sitio llamado Euskadi. Era muy grande y dentro del
verde de las plantas, se veían unas canicas verdes colgando. La brisa que
soplaba desde el mar, llegaba hasta la tomatera y parecía que se movía toda
uniformemente. En esos momentos, ayudadas por la brisa, las canicas pegaban
unas con otras, y una de ellas dijo:
- He llegado al mundo, estoy en una
tomatera. Soy pequeña y verde pero poco a poco iré creciendo y me haré un
tomate grande, fuerte y robusto. Lo conseguiré porque estoy cultivado en
tierras vascas.
Después
de unos días, me fui haciendo grande, pero algo inesperado sucedió, una plaga
enorme de insectos rojos vino a comernos; el baserritarra acudió con un insecticida y me
salvo de la muerte.
En la
tomatera se fueron creando más tomates y
se hicieron todos amigos.
- Continúe haciéndome más grande y
grande y me cambie de color. Ahora era un tomate rojo. Nadie acudió a recolectarme
y cogí tanto peso que me caí de la tomatera.
- Me fui pudriendo en el suelo y yo
mismo me transformé en una tomatera.
- De mis ramas brotaron muchos tomates que se hicieron grandes y muy
gordos siempre pasaba el baserritarra y los recolectaba.
- Duré mucho tiempo hasta que llego
el invierno. Mi vida estaba llegando a su fin. Mis ramas estaban pudriéndose. Pasó
el baserritarra y me arrancó de raíz me metió en una hoguera junto con otras
tomateras secas y le prendió fuego.
- Mis cenizas salieron por el cielo
y todavía están viajando.
Xabier Garrote, 3ºB
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