jueves, 26 de marzo de 2015

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viernes, 13 de marzo de 2015

La alubia

Yo, la alubia

Cuando me desperté, no sabía dónde me encontraba, todo estaba muy oscuro y era incapaz, de visualizar algo aunque... sentía que había muchas más alubias como yo en aquel recóndito lugar.
Un día, de repente, vi la luz.

Me sembraron y después de esto comencé a imaginar cómo sería mi vida al empezar a salir de la profunda tierra a la luz del día.

Varios días más tarde, con muchas ideas en "mi cabeza" y siendo consciente de dónde estaba y de lo que ocurría a mi alrededor se fueron aclarando mis ideas: cada vez veía todo más claro, mis sensaciones cuando estaba en la oscuridad iban cambiando ya que iba sintiendo que a mi alrededor había millones de alubias parecidas a mi. 

Poco a poco he ido creciendo lo suficiente como para no estar tocando la tierra.

El pimiento

El pimiento que se convirtió en una Guindilla

Hace menos de una semana, me cogieron de la planta en la que nací, yo era muy feliz allí como verdura. Nací muy sana ya que estaba dentro de un invernadero. Lo que más me gustaba de todo el día era cuando saltaba el riego automático cuando estaba anocheciendo, me lo pasaba genial.


Una mañana me recogieron y me metieron en un cubo con muchos pimientos iguales que yo, ya no me sentía nada importante viendo lo que hacían conmigo. Echaba de menos cuando chocaba el sol en el plástico del invernadero y yo me sentía a gusto y calentito. Me quedé en ese cubo, estaba triste y me llevaron a un sitio oscuro y muy húmedo.


El sitio era húmedo de verdad, no me gustaba nada. Cuando me dí cuenta de que estaba en una fábrica de conservas vegetales de navarra, me asuste mucho porque pensaba que ya era mi fin, pero vino un hombre adulto que me cogió y le debió de decir a su compañero que yo no era el mismo tipo de pimientos que los demás. Yo estaba convencido que era un pimiento italiano, un pimiento verde. Ellos dijeron que era nada más que una guindilla.

viernes, 6 de marzo de 2015

Tomate

Tomate

Había una vez una plantación en un sitio llamado Euskadi. Era muy grande y dentro del verde de las plantas, se veían unas canicas verdes colgando. La brisa que soplaba desde el mar, llegaba hasta la tomatera y parecía que se movía toda uniformemente. En esos momentos, ayudadas por la brisa, las canicas pegaban unas con otras, y una de ellas dijo:
- He llegado al mundo, estoy en una tomatera. Soy pequeña y verde pero poco a poco iré creciendo y me haré un tomate grande, fuerte y robusto. Lo conseguiré porque estoy cultivado en tierras vascas.

Pollo de caserío

Pollos de Caserío


Un día más, como todas las demás, el gran caserío Lumagorri había abierto sus puertas para empezar a trabajar con los pollos que estaban viviendo allá. Pero hoy era un día distinto a las otras; el sol se escondía de vez en cuando en las nubes, el viento suave daba alegría en los prados abiertos del monte. Iker, como todos los demás, se había despertado junto a su familia en el granero. Hoy era un día un tanto distinto a los demás, y él ya lo notaba desde cuándo se había levantado. Aitor y Julen, sus hermanos pequeños, le notaban raro al mayor de los tres hermanos.

-         ¿Qué te ocurre Iker? Te noto un poco preocupado.
-         Hoy es el día. – dijo con tristeza el pollo – Hoy me toca a mí.
-         Pero que estás diciendo? – preguntó el más joven de los tres – Iker, yo no le estoy entendiendo nada.
-         Creo que ya es hora para que os cuente la verdad, seguidme.