Nadie podría decir que
Archidona no está muerta; y es que, aun contando con sus más de ocho mil
habitantes, sigue echando en falta algo... Porque aunque es innegable que no
tiene derecho a quejarse de ausencia de patrimonio artístico, excelente
gastronomía, puntos de gran valor natural o un ambiente placentero, no termina
de convencer al principal personaje de este texto: el turista. Buenas
comunicaciones con importantes capitales, emplazamiento en una de las
provincias españolas más visitadas... ¿Cómo es posible que una ciudad como ésta, que incluso cuenta con papeles notables en la historia de Andalucía,
pueda seguir sumida en dicho olvido?
Primero
hay que pensar en el estado del resto del territorio. ¿Dónde estamos? Nada más
y nada menos que en la comarca Nororiental de Málaga; Nororma. Nororma la
forman siete pueblos y ciudades, a saber: Cuevas de San Marcos, Cuevas Bajas,
Villanueva de Algaidas, Villanueva de Tapias, Villanueva del Trabuco,
Villanueva del Rosario y, cómo no, Archidona. En total, son nueve las comarcas
que forman la provincia, sumidas todas en una disparidad de éxito pasmosa, ya
que si antaño el equilibrio turístico entre ellas era igualitario, ¿podemos
seguir diciendo lo mismo hoy día? Desgraciadamente no: lo que fuera una
repartición de nivel turístico estable, el tiempo y los diferentes caminos de
gestoría que ha recibido cada una lo han desplazado a unos delimitados puntos
de atracción turística, como podría ser Vélez-Málaga en la Axarquía, Málaga (la propia capital de la provincia) o,
mucho más cercano, Antequera, ciudad a la cabeza de la comarca homónima. Todo
ello ha dado lugar a una especie de constante inversamente proporcional, en la
que los centros más importantes de la costa se enriquecen a costa del
empobrecimiento (generalizado, no total) de los territorios del interior. Aun
así, claro está, dentro de los “desolados” encontramos puntos que han
sobrellevado mejor el cambio: Antequera como ejemplo. Si bien tanto Archidona
como Antequera son capitales de comarca, está claro que los movimientos de
Antequera en el plano del ocio extranjero la han llevado a hacer sombra a la
otra. Podemos señalar diversos factores, como el acertadísimo emplazamiento y
progresivo aumento de su polígono industrial, su crecimiento (va desde los
límites de Córdoba hasta Casabermeja), la expansión de su imagen en los medios
de comunicación... (Todo ello grandes avances que la llevaron a presentarse a
capital de Andalucía y confiar en diferentes proyectos, entre los que resalta
mencionar aquel aeropuerto que no llegó a ver la luz del día). Lo que
verdaderamente mantiene a Archidona en la ignorancia es su falta de movimiento,
del desarrollo de potenciales. De acuerdo, sí: no cuenta con puerto ni
comunicación con la costa; sus condiciones climáticas pueden no ser tan
plausibles como otras; no mantiene relaciones con importantes museos ni
organizaciones culturales internacionales; pero voy a demostrar que podemos
remontar estos bajos días que atravesamos teniendo en cuenta, claramente, que
es necesario, primero, la aceptación del fracaso turístico archidonés, sus
bajas medidas al respecto y, segundo, el paso a la acción.
Podríamos primero darnos cuenta del potencial del
emplazamiento, del territorio en el que nos asentamos. Andalucía ofrece tres
tipos de paisaje, entre los que está el litoral y urbano, como Málaga; el de
montaña, como la Alpujarra; o de vegas y campiña, del que disfruta Archidona.
Este último tipo de zonas suele disfrutar de una tranquilidad que, por lo
común, los centros más urbanizados o costeros suelen echar en falta. ¿Por qué
no aprovechar esta situación? Cerca de las vías de comunicación más cercanas a
la periferia, quizá con hermosas vistas a la Peña de los Enamorados, se podrían
reconstruir antiguos cortijos o edificaciones abandonadas, e incluso añadir en
ellas una función didáctica a la de comodidad y bienestar, como por ejemplo
recuperar las antiguas costumbres de los cortijeros con el fin de mostrar al
turista el antiguo modo de vida archidonés. En esta sociedad del estrés y la
tecnología, se echan en falta las vueltas a modos de vivir más rudimentarios y
arcaicos, en mayor comunión con la naturaleza, que sobretodo atraen a las
generaciones jóvenes. El turismo joven puede en ciertos casos ser más
beneficioso que el de mayor edad, ya sea porque la propaganda puede ser mayor,
sea porque son turistas poco escrupulosos en el gasto, etc.
Además, no sólo contamos con tranquilos campos; Archidona
tiene sus propias joyas naturales las cuales, lamentablemente, se ha olvidado
de pulir. ¿Qué ha pasado con la zona de Pilatos? La ribera del río es un
espectacular lugar para hacer comidas campestres o incluso cámpines. Claro
está, su atracción sería más potente al turismo si se desarrollaran tres
puntos:
1-Mayor limpieza. El turista no va a confiar en una zona en
tan pésimas condiciones ambientales. ¿Por qué no se envían equipos de recogida
de residuos?
2-Mejores comunicaciones. Los caminos que atraviesan el
lugar son muy rudimentarios y poco agradables de cruzar en ciertos casos.
Deberían “acicalar” estas vías.
3-Más divulgación y señales que anuncien su presencia. Son
pocos los letreros que veo por la ciudad señalizando la llegada al arroyo, que
además parece estar “escondido”, donde resulta relativamente difícil
encontrarlo. En mejores condiciones y con accesos más visibles, Pilatos sería
una fantástica zona de recreo, más que apta para grupos de senderismo, ciclismo
o incluso birdwatching.
Sin embargo, puestos a hablar de zonas verdes, deberíamos entonces procurarnos abordar otros emplazamientos como son el cerro de la Virgen de Gracia, en un estado deplorable en cuanto a limpieza, o el bosque mediterráneo, que podríamos aprovechar para reservarlo de su creciente desaparición. Entre todos esos lugares que parece hemos olvidado, cabe destacar la zona de las Lagunas. ¿Cómo es posible que no aprovechemos el hecho de que se trata de uno de los más que escasos humedales de la Andalucía oriental? Deberíamos en todo caso al menos hacer mayor propaganda de ello, o incluso levantar centros de información de fauna y flora cercanos a las lagunas, ya que además es una zona rica en diversidad tanto de aves acuáticas como en vegetación de humedales. Por supuesto, las condiciones de crecimiento de turismo en estas zonas son las mismas que en el supraescrito caso de Pilatos: mayor calidad de las vías comunicativas, mejor conservación del medio y más propaganda. Al parecer, nos hemos centrado desigualmente en los dos legados archidoneses: el cultural y el natural. Y aun así no lo hemos hecho del todo bien con el cultural.
Archidona cuenta con una de las plazas barrocas más
especiales de Andalucía: la Plaza Ochavada. Con sus ocho caras que juegan con
el ladrillo desnudo de formas diferentes, esta plaza octogonal es, junto con la
de San Jorge en la provincia de Córdoba, la única de esta forma en toda España.
El gran problema que aquí vemos es, como siempre, la falta de popularidad. Por
ejemplo, cuando ponemos en el buscador “plazas octogonales España”, de los
nueve primeros resultados, referentes a la de Archidona sólo hay dos (y sólo
uno es obra de Nororma). Si bien es el caso más llamativo, no es el único. ¡El
resto de iglesias, conventos y otros puntos de interés turístico como la
casa-museo no pueden atraer al turista por el simple hecho de que ni siquiera
sus propios vecinos saben el valor de estas obras con las que conviven! Y esto
es debido a la falta de señalización. Sí, por supuesto, cada monumento cuenta
con un pequeño cartel informativo en el que se explican sus características,
fecha, valor... pero, ¿acaso no nos damos cuenta de lo poco visible que resulta
esta información? Temo que el turista pase la mayor parte del tiempo buscando
el cartel que observando y aprendiendo del propio monumento. Lo que es
necesario es una señalización mucho más visual, y mayor divulgación por la
ciudad de dichas obras de interés y su localización. Nunca está de más un
cartel llamativo (nunca exageradamente, claro está) en alguna calle transitada.
Por otro lado, es de sentido común pensar que si no estás en
la red, no estás en ningún sitio. Archidona no puede volver la cara a la
sociedad de la comunicación, a las nuevas tecnologías. Hacerse notar con
pequeños pero eficaces anuncios en algunas páginas visitadas, resaltar nuestra
presencia en webs de viajes, etc., sería más que suficiente. ¿Y por qué no
otros medios de comunicación públicos? Cerca de las fechas vacacionales, un
buen anuncio, poderosamente sugerente, bien diseñado y, por supuesto, sincero
(aunque siempre con esa chispa de subjetividad), en un canal de televisión o de
radio conocido podría atraer a muchas personas deseosas de disfrutar de un
veraneo tranquilo, una estancia de relax prolongada... Puede que le cueste algo
más que sudor a las arcas, pero si se hace bien, podría resultar muy
provechoso.
En mi opinión, tres son los factores que deberían
desarrollarse, a parte de la mejora del patrimonio artístico, cultural y
natural, en beneficio del sector turístico archidonés:
-El transporte y las comunicaciones
Con respecto a las comunicaciones de carácter primario con
otros territorios e incluso ciudades importantes, Archidona no tiene problema
alguno: la A-92 parece casi surcarla, lo cual es una gran ventaja. El verdadero
problema reside en carreteras de carácter más local, como, por ejemplo, la de los Molinillos. Su mantenimiento parece
ser nulo, y se están esperando remodelados que permitan su trayecto de forma
fácil y segura. De conseguirlo, se estaría haciendo plausible una buena
comunicación con Villanueva del Trabuco, o Málaga 21, lo cual podría contribuir
al auge de la ciudad. Sin embargo, al estar indagando en las mejoras
propiciadas por el turismo, no abordaremos el tema de la cárcel, que, de todos
modos, podríamos resumir en la idea de que sería altamente beneficiosa si sus
relaciones con la ciudad fueran más fuertes (lo cual no es contradictorio, como
piensan algunos). En cualquier caso, volviendo a las carreteras, sería de
agradecer la ampliación de ciertos tramos para facilitar más si cabe las
comunicaciones con el resto de localidades cercanas a Archidona, como la
Estación o Huertas del Río.
Continuando con el tema del transporte, sobresale el caso de
la Estación de Archidona. Se supone que el transporte ferroviario tendría que
beneficiarnos en el caso de que pararan trenes de carga de pasajeros. Sin
embargo, aquí casi sólo detienen su marcha los transportistas de mercancías, y
eso es un hecho que hay que remendar.
-Centros de ocio y otros servicios.
El turista no sólo viene a descubrir legado cultural o
puramente natural; existen también las actividades de ocio, de las que no
podemos presumir de variedad. ¿De qué hablamos cuando hablamos de ocio? De, por
ejemplo, los susodichos centros de relajación y estancia plácida, como las casas
rurales. Ahora podríamos añadir unos ejemplos más: los hoteles. Archidona
cuenta, si mal no lo anoto, con dos hoteles: el hotel-escuela Santo Domingo, y
el hotel-restaurante Escua. Este último podría ser un buen reclamo turístico
sacando partido de un único punto, su situación, y desarrollando a partir de
aquí todas las comodidades que un hotel-restaurante debiera propiciar al
cliente. El emplazamiento no puede ser más óptimo: a la entrada de la ciudad,
ineludible a la vista del visitante. Sin embargo, el hotel tiene que mejorar
sus condiciones de servicio, o su mantenimiento, pues presenta unas carencias,
como pudieran ser las vistas, algo bastas y poco sustanciales. Es por ello que,
sacando el máximo partido al resto de aspectos donde sí debería esmerarse, se suplirían
dichos puntos flacos que son irremediables. Con respecto al hotel-escuela Santo Domingo,
podemos decir que se trata de un prestigioso centro de enseñanza, aunque de
numerosos campos, sobre todo culinaria; y un perfecto recuerdo de un convento
que haría las delicias de cualquier turista aficionado al arte y la historia.
Además, es un estupendo hotel, que, eso sí, permanece cerrado fines de semana
dada su identidad de escuela. ¿No os parece que podríamos sacar más jugo si
estuviera abierto incluso sábados y domingos? Desvinculando aún más su cara de
hotel de la de escuela, conseguiríamos sacar partido al hecho de que es en los
fines de semana cuando la población recurre al turismo, y por tanto, necesita
de alojamiento. ¿Y qué mejor alojamiento que un bien conservado convento
dominico, que hace las veces de restaurante con alta cocina, como de hotel?
Sería, verdaderamente, uno de los puntos claves en la recuperación de
Archidona.
Y volviendo unos párrafos más atrás, tomamos el caso de
Huertas del Río. Se trata de un punto muy interesante a comentar, porque
precisamente refleja en alto grado este turismo de ocio que necesitamos. Si se
ampliaran las comunicaciones, o simplemente se hicieran un poco mejor
transitables las carreteras, estoy seguro que las Huertas supondría la zona
idónea donde desarrollar los conceptos de espacios naturales para el relax, o
incluso de acampada, senderismo... las casas rurales encontrarían aquí un buen
emplazamiento.
Para rematar este punto, añado que la mejora en calidad y
propaganda de los restaurantes de la localidad también sería de agradecer si de
verdad se llevase a cabo. Una buena comida que satisfaga a un turista, puede
traducirse, si tiene éxito, en un nuevo cliente más o menos habitual, y, por
tanto, mayor rendimiento del negocio y un pequeño punto a favor del auge de la
ciudad. Hay que tener en cuenta que uno de los legados culturales que mejor
lucen ante los extranjeros es la gastronomía típica.
-Concienciación sobre las actividades turísticas.
Aunque parezca extraño, Archidona cuenta con una oficina de
turismo. Sí, la tiene. Y es Nororma la que prácticamente lo guía. Se supone que
esta asociación de desarrollo rural de la comarca debería estar actuando en
estos instantes, ayudando en el renacimiento archidonés. ¿Dónde está? Parece
que se ha quedado adormilada en su importante tarea. Cuando despierte, en
general se dará cuenta de que lo que la ciudad necesita es, entre otras cosas,
voluntariado turístico, paquetes turísticos, rutas... reclamos a los extranjeros
que llenen su vacío de conocimientos sobre la localidad. Verdaderamente, se
trata de un centro urbano con mucha historia, y bastante atractiva para el
turista, si no fuera porque lentamente cae en el olvido y nadie se esfuerza en
revivirla (en muchos casos, ni siquiera los propios vecinos). Aunque seamos
productos del progreso, lo somos su vez de la Historia, y las ciudades, lo
creamos o no, también. Y es a partir de esta historia que se desarrollan, no
muchos, sino la mayoría de los lazos que han unido comunidades y ciudades y
que, por tanto, atraen al turista. ¿Acaso no estudió aquí el padre de la patria
andaluza? ¿No es aquí donde recibieron con los brazos abiertos al exiliado Abd
al-Rahman? Tenemos una gran historia que contar; más nos vale no olvidarla.
Para terminar, diré, primero, que en cuanto al papel de
transmisor cultural de los nuevos artistas en floración, Archidona lo hace muy
bien. Da a conocer a los posibles genios del arte del XXI, lo que puede en el
futuro traer grandes consecuencias en cuanto a turismo. Ahora, sin embargo, las
novedosas vanguardias, las nuevas caras en ese mundillo no terminan de gustar a
la población anclada en la tradición. En mi opinión, deberíamos sacar partido a
los hermanamientos con otras ciudades, y hacer intercambios de materia cultural
que pueda tener notable poder de atracción sobre la población de otros territorios.
Y aun con todo, también esmerarnos en las relaciones con artistas mucho más
conocidos y de valor más reconocido en el panorama artístico actual, o,
incluso, participar en la acogida de performances, o eventos de carácter
musical con grupos de renombre, de acción artística... en cualquier caso, lo
que es primordial es la presencia de las nuevas generaciones, capaces de
aportar más frescura a la ciudad, dinero y propaganda.
En otros aspectos a nombrar, no me da apuro decir que las
calles necesitan un equipo de limpieza que no se pase el horario laboral
adormilado sobre el palo del cepillo: la basura y la suciedad están empezando a
formar parte de la imagen callejera. Por otro lado, ya he nombrado la
importancia del papel de la publicidad, pero creo que sobre todo se tendría que
ahincar en aquellas fiestas o ferias que dan carácter a la ciudad: la Semana
Santa es el ejemplo perfecto. En Archidona, la Semana Santa es una tradición de
un valor artístico y cultural cercano a lo incalculable, pero que no sabemos
vender al exterior. Ciertas personas coincidirían en que casi podríamos hablar
de delito al no mostrar al resto del territorio el legado que suponen estas
fiestas.
Rafael Garrido
Rodríguez, 3º A. I.E.S. Luis Barahona de Soto.
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