domingo, 14 de junio de 2015

San Sebastián con un sexto sentido


San Sebastián una ciudad que te puede hacer perder el sentido... almizcle de belleza que irradia fragancia. Todo se puede concentrar en un instante, ese momento mágico en el que puedes percibir realidades que pasan inadvertidas, detalles, sabores, rincones que sólo encontraras entre sus calles. 


Como en el corazón de la parte vieja, en la Plaza de la Constitución, lugar de encuentro, festiva, de mercado, coso que aún delatan los números en sus balcones. 



O en la barroca basílica de Santa María del Coro, cuya portada es un retablo, con la figura asaetada de San Sebastián, coronada por el escudo  de la ciudad. La  “Armonía del sonido” no pasa desapercibida, su blancura de formas sinuosas, ubicada en una hornacina, no da respuestas, todos nos hacemos preguntas, ese es el objetivo del escultor irlandés Maximilian Pelzmann. Lo clásico y la vanguardia, un diálogo en la calle ¿Irreverente o atrevida? En la que unos ven una esponja erosionada por el mar, una roca del monte Jaizkibel, la pureza de una raza, una provocación… una obra de arte innovadora en pleno casco histórico. 



Lugares mágicos donde puedes encontrar en una pared la mismísima firma de Bruce Springsteen, el auténtico The Boss.



El mercado de la Bretxa…  brecha por donde las tropas inglesas penetraron en la ciudad, tradición, gastronomía e historia. 



La literatura encarnada en el gran novelista Pío Baroja, cuya ciudad natal atesora su memoria. 


La nueva narrativa audiovisual, el cine, con el festival más internacional y su edificio más reconocido, el Kursaal de Rafael Moneo.


Ciudad de bulevares, ciudad romántica, parisina en la belleza de sus puentes. 


Nadie se pierde en San Sebastián, la Concha te abraza, te envuelve, acogedora, con la elegancia de una perla, rodeada por los montes Igueldo y Urgull y con la isla de Santa Clara cerrando la bahía.



¡Hace falta tener un sexto sentido para conocer Donostia!





Isidoro Otero.



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