Y
ya era lunes... con unas ganas tremendas de que llegara la ultima hora de clase y poder
verlos, cada hora se pasaba eterna y encima el director que no nos dejaba poder
irnos...
Cuando
al final nos dejaron las puertas abiertas y pudimos salir, íbamos corriendo y
con muchas ganas de veros, cuando al final llegué allí estabais ya cada uno con
su pareja y aunque un poco dormidos por el viaje tan duro y tantos kilómetros
para poder llegar, cada uno se fue a su casa y todos nos íbamos conociendo,
cada día íbamos a un sitio diferente y nos lo pasábamos mejor. El martes fuimos
a las lagunas, a la iglesia de Santa Ana, una visita al instituto. El miércoles
paseamos por Antequera y vimos los dólmenes. El jueves me lo pasé muy bien porque
estuvimos en Málaga, viendo su catedral y en Plaza Mayor. Cuando mejor me lo
pasé fue el viernes que fuimos a Córdoba, fue muy corto el viaje pero estuvo muy
bien, en el patio de la mezquita antes de entrar aprendía palabras en vasco y
eso estuvo muy gracioso y la mezquita es preciosa.
Cuando
terminamos de todo, estábamos en el autobús muy tranquilos y descansando porque
a las ocho teníamos que estar listos para ir al instituto y despedirlos porque
ya se iban, la verdad fue que la semana se pasó volando y casi no me di cuenta.
Aquella noche nadie tenía ganas de que llegaran las doce porque se iban, todos
llorábamos, pero en el fondo, muy fondo, teníamos la esperanza de que esta
despedida no era un Adiós, si no un
hasta luego... cuando os fuisteis todos nos quedamos muy raros porque sentíamos
que nos faltaba algo muy importante que erais vosotros. Creo que esta
experiencia vivida siempre me marcará y siempre me acordaré de ésto porque ha
sido única y sobre todo para
contarla.
Piedad García Redondo.
JOSEBA Y JOSÉ MIGUEL
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